miércoles, 8 de febrero de 2017

B. Jordán de Sajonia - Novena por las vocaciones OP - Día 5

La amplia pesca del beato Jordán



El beato Jordán confiaba profundamente en que Dios enviaría muchas vocaciones a la Orden de Predicadores. Confiaba tanto en Dios que, en sus viajes, se preparaba con antelación, llevando hábitos para recibir nuevos miembros en la Orden.

Pasó mucho tiempo en ciudades donde había escuelas de la Orden; así, acostumbraba pasar la Cuaresma alternativamente en París y en Bolonia. Mientras permanecía allí, aquellos conventos parecían colmenas, con muchos entrando a la Orden y otros tantos siendo enviados por él a otras provincias. Así, cuando llegaba a esos lugares, lo hacía con varias túnicas hechas, confiando en Dios de que recibiría nuevos hermanos. Sin embargo, a menudo eran tantos los que inesperadamente entraban en la orden que difícilmente podían encontrarse hábitos para ellos.

Sucedió una vez, en la fiesta de la Purificación, que el maestro recibió a veintiún estudiantes en París. La escena se veía repleta de lágrimas; las de alegría de los hermanos y las de tristeza de los estudiantes al perder o verse separados de los suyos. Muchos de ellos llegaron luego a ser maestros en teología en diferentes lugares. Entre ellos había un joven alemán a quien el maestro había rechazado varias veces a causa de su corta edad, pero que en esta ocasión se había colado entre la multitud, de modo que el maestro pensó que sería demasiado violento el excluirlo, toda vez que estaban presentes alrededor de un millar de estudiantes. Refiriéndose a este joven, dijo a todos con una sonrisa: “Uno de ustedes nos roba la Orden”. Cuando el hermano a cargo de los hábitos trajo solamente veinte, algunos hermanos tuvieron que entregar, uno la capa, otro la túnica, otro el escapulario, puesto que el que estaba a cargo de los hábitos no lograba salir de la sala del capítulo para conseguir más a causa de la multitud presente.

El beato Jordán manifestaba gran confianza en que Dios nos daría una gran pesca de vocaciones si nosotros las pidiésemos. Con la misma confianza, pedimos a Dios que nos abastezca con numerosas vocaciones por intercesión del beato Jordán.

Oración:


Bienaventurado Jordán de Sajonia, digno sucesor de santo Domingo, en los primeros tiempos de la Orden, tu celo y tu ejemplo movieron a muchos hombres y mujeres a seguir a Cristo en el blanco hábito de nuestro santo padre. Como patrono de las vocaciones dominicas, continúa estimulando a hombres y mujeres de talento y devoción a consagrar sus vidas a Dios. Por tu intercesión, conduce a la Orden de Predicadores personas generosas y sacrificadas, dispuestas a entregarse fervorosamente al apostolado de la Verdad. Ayúdales a prepararse para ser dignos de la gracia de la vocación dominica. Inspira en sus corazones el deseo de conocer a Dios, para que con firme determinación aspiren a ser “campeones de las Fe y verdaderas lumbreras del mundo.” Amén.

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