sábado, 11 de febrero de 2017

B. Jordán de Sajonia - Novena por las vocaciones OP - Día 8

La predicación del beato Jordán



Invocamos a santo Domingo como el “Predicador de la gracia”. Él recibió un carisma especial de predicación efectiva para la salvación de las almas, y nosotros le pedimos que nos alcance parte de esa gracia para nosotros. El beato Jordán participó de esa gracia dominica de predicación de una manera especial.

La Vida de los Hermanos, un texto que compila narraciones acerca de los comienzos de la Orden, habla de la gracia de predicación del beato Jordán en estos términos:

“En lo que se refiere a la palabra de Dios y al oficio de la predicación, el padre Jordán era tan agradable y poderoso que difícilmente alguien pudiera comparársele, porque el Señor le había dado especial prerrogativa de gracia, no solo en la predicación, sino también en la conversación, de modo que a donde fuese y con quien fuera que estuviera, nunca le faltaban palabras inspiradoras y ejemplos adecuados. Cualquiera que fuese la condición de los que le escuchaban, cada cual encontraba satisfacción, y su predicación se hizo muy renombrada. Por ello el demonio le tenía gran envidia e intentó de muchas maneras desviarle de la predicación…”

Fuese la que fuese esa gracia de predicación, no podemos entenderla simplemente como un ser especialmente ágil de palabra o retóricamente poderoso, aunque el beato Jordán lo haya sido; ni podemos simplemente reducirla a la habilidad de predicar una buena homilía: esta anécdota nos narra que el beato Jordán tenía esta gracia también en la conversación.

A pesar de ser un genio de la retórica, san Pablo decía que “mi palabra y mi predicación no fue en persuasivos discursos de sabiduría, sino en la manifestación del Espíritu y del poder” (1 Cor 2, 4). Su verdadera efectividad provenía de ser un instrumento del Espíritu Santo en su predicación del Evangelio. El Beato Jordán podía también alcanzar a los que lo escuchaban a través de las palabras que ellos estaban necesitando en aquel preciso momento. En nuestros días, como siempre, necesitamos también predicadores de la gracia para comunicar el Evangelio de Jesucristo al mundo. Pedimos por intercesión del beato Jordán, que Dios haga surgir muchos predicadores de la gracia.


Oración:


Bienaventurado Jordán de Sajonia, digno sucesor de santo Domingo, en los primeros tiempos de la Orden, tu celo y tu ejemplo movieron a muchos hombres y mujeres a seguir a Cristo en el blanco hábito de nuestro santo padre. Como patrono de las vocaciones dominicas, continúa estimulando a hombres y mujeres de talento y devoción a consagrar sus vidas a Dios. Por tu intercesión, conduce a la Orden de Predicadores personas generosas y sacrificadas, dispuestas a entregarse fervorosamente al apostolado de la Verdad. Ayúdales a prepararse para ser dignos de la gracia de la vocación dominica. Inspira en sus corazones el deseo de conocer a Dios, para que con firme determinación aspiren a ser “campeones de las Fe y verdaderas lumbreras del mundo.” Amén.

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