martes, 7 de febrero de 2017

B. Jordán de Sajonia - Novena por las vocaciones OP - Día 4

El beato Jordán y las monjas dominicas


Antes de que santo Domingo tuviera un número sustancial de seguidores varones, ya había fundado un monasterio de monjas.  Las razones históricas son sencillas de entender. Luego de haber salvado un cierto número de mujeres de la herejía cátara, debía ofrecerles alguna alternativa positiva. Cómo cátaras, aquellas mujeres habían llevado un estilo de vida ascético y muy austero. Como católicas, Domingo les ofreció la oportunidad de ser verdaderas ascetas fundándoles un monasterio en Prouille. Domingo refundaría luego el convento de san Sixto en Roma. En Boloña, recibió los votos de una joven mujer, Diana D’Andalò, hija de una familia de la nobleza. Desafortunadamente, santo Domingo moriría antes de que Diana pudiese entrar a un monasterio dominico.

El beato Jordán, como maestro de la Orden, continuó la obra de santo Domingo, y estableció sólidamente a las monjas en la Orden de Predicadores. En nuestras propias vidas, la predicación debe fluir de la abundancia de la contemplación. Las monjas de la Orden de Predicadores, con su vida escondida, dan una eficacia poderosísima a la Palabra predicada. He aquí un extracto de una carta que el beato Jordán le escribió a la beata Diana en la Navidad del año 1223, ofreciéndole consuelo y animándola a la contemplación de la Palabra:

“No logro encontrar el tiempo necesario para escribiros la larga carta que vuestra caridad desearía y que yo de mi parte enviaría con gusto. No obstante os escribo, enviándoos una palabra pequeñita, la Palabra que se hizo pequeña en el pesebre, la Palabra que se hizo carne por nosotros, la Palabra de salvación y de gracia, de dulzura y de gloria, la palabra que es buena y amable, Jesucristo, y Él mismo, crucificado; Cristo elevando en la Cruz, elevado en alabanza a la derecha del Padre; a Quien y en Quien eleváis vuestra alma, encontrando allí vuestro descanso inagotable por los siglos de los siglos. Leed una y otra vez esta palabra en vuestro corazón, dadle vueltas en vuestra mente; que sea dulce como la miel en vuestros labios; ponderadla, habitad en ella, para que ella habite con vos y en vos para siempre.”

Como frailes dominicos, somos muy conscientes del importante papel que desempeñan las monjas en la Orden de Predicadores. Siguiendo nuestra novena al beato Jordán, le pedimos que obtenga muchas vocaciones para la Orden de Predicadores, y especialmente para nuestros monasterios de contemplativas.

Oración:


Bienaventurado Jordán de Sajonia, digno sucesor de santo Domingo, en los primeros tiempos de la Orden, tu celo y tu ejemplo movieron a muchos hombres y mujeres a seguir a Cristo en el blanco hábito de nuestro santo padre. Como patrono de las vocaciones dominicas, continúa estimulando a hombres y mujeres de talento y devoción a consagrar sus vidas a Dios. Por tu intercesión, conduce a la Orden de Predicadores personas generosas y sacrificadas, dispuestas a entregarse fervorosamente al apostolado de la Verdad. Ayúdales a prepararse para ser dignos de la gracia de la vocación dominica. Inspira en sus corazones el deseo de conocer a Dios, para que con firme determinación aspiren a ser “campeones de las Fe y verdaderas lumbreras del mundo.” Amén.

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