viernes, 10 de febrero de 2017

B. Jordán de Sajonia - Novena por las vocaciones OP - Día 7

El beato Jordán y la procesión de la Salve



Desde el comienzo de la Orden de Predicadores, si las cosas iban mal, ¿qué hacían los frailes? Entonces, como ahora, no tenían más que una opción: recurrir a la Bienaventurada Virgen María en busca de ayuda. En una ocasión, un hermano estaba siendo profundamente afligido por una tentación diabólica. El beato Jordán indicó a los hermanos pedir ayuda a la Virgen de una manera nueva: invocándola en una solemne procesión después de Completas.

Los hermanos recurrieron a su única esperanza, la poderosísima y amable María, y añadieron en su honor luego de Completas, una solemne procesión con la Salve Regina y su oración. Inmediatamente, las apariciones huyeron y aquellos que habían sido atormentados, fueron curados. Un hermano que había sido atormentado por un demonio en Bolonia, y otro, el hijo de un rey, que había enloquecido en París, fueron completamente liberados, y a partir de entonces todo comenzó a ir bien para la Orden. Las multitudes, la devoción del clero, las dulces lágrimas, los suspiros piadosos y las hermosas visiones muestran cuan agradable era esta procesión a Dios y a su Madre. Cuando los frailes salían del coro hacia el altar de la Virgen, muchos vieron, como luego narraron a los hermanos, a la mismísima Virgen, junto a una multitud de la ciudad celestial, venir de los cielos. Cuando los hermanos la invocaban con las palabras O dulcis Maria, ella se inclinaba también para bendecirlos, y cuando ellos se retiraban, ella se volvía a los cielos con su séquito.

Los frailes comprendieron que la Madre de Dios y Reina de todos los Santos era una protectora poderosa en sus angustias y necesidades. Nunca hemos dejado de pedir su ayuda. Hasta el día de hoy continuamos llevando adelante la tradición de la procesión de la Salve.

Que la Bienaventurada Virgen María continúe guiando la Orden de Predicadores; que el beato Jordán nos obtenga, por intercesión de la Virgen, muchas vocaciones para la Orden. Nuestra Señora, Reina de los Predicadores, ¡Ruega por nosotros!

Oración:


Bienaventurado Jordán de Sajonia, digno sucesor de santo Domingo, en los primeros tiempos de la Orden, tu celo y tu ejemplo movieron a muchos hombres y mujeres a seguir a Cristo en el blanco hábito de nuestro santo padre. Como patrono de las vocaciones dominicas, continúa estimulando a hombres y mujeres de talento y devoción a consagrar sus vidas a Dios. Por tu intercesión, conduce a la Orden de Predicadores personas generosas y sacrificadas, dispuestas a entregarse fervorosamente al apostolado de la Verdad. Ayúdales a prepararse para ser dignos de la gracia de la vocación dominica. Inspira en sus corazones el deseo de conocer a Dios, para que con firme determinación aspiren a ser “campeones de las Fe y verdaderas lumbreras del mundo.” Amén.

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